El pato es un animal peculiar, inconfundible, supone una hermosa compañía y es una de las mascotas más estimadas por los más pequeños de la casa. Un pato es un magnífico compañero, una tentadora alternativa que motivará continuas satisfacciones y gratas sorpresas a su criador.
Si te atrae la idea de criar tus primeros patitos, debes tener en cuenta diversas consideraciones breves y algunas pautas elementales antes de adentrarte en el ámbito de la avicultura anátida.
Cómo criar patos de corral
Los patos son aves acuáticas que disfrutan y están muy habituadas al agua, superficie en la que más cómodos se sienten y para la cual están mejor dotadas genéticamente, ya que en tierra firme se mueven con cierta dificultad.
Determinadas razas de anátidas necesitan estar continuamente en contacto con abundante cantidad de agua, mientras que otras especies no requieren demasiado volumen de agua. Incluso existen algunas razas de pato que se caracterizan por su capacidad buceadora, como por ejemplo los patos buceadores o porrones.
Otra consideración a tener en cuenta es la diversidad del tamaño y la dimensión de las anátidas, que oscilan entre el discreto tamaño de algunas especies de cercetas y la grandilocuente envergadura de anátidas de importante volumen como el cisne. Además, es precioso tener presente que el animal crecerá y aumentará su tamaño por lo que hay que prever que el espacio en el que se va a criar el animal puede ser insuficiente a medida que la anátida completa su desarrollo.
En cuanto a la alimentación, hay piensos especialmente formulados para anátidas. El trigo es imprescindibles en su dieta. Hay especies que necesitan alimentarse dentro del agua, por lo que el pienso a suministrarles debe ser en forma de croquetas flotantes.
Por ello, tanto el tipo de alimentación como el volumen de agua que cada pato necesita para su supervivencia implican que los cuidados de algunas razas de anátidas sean más delicados y exigentes que los de otras.
Recomendamos a quien quiera empezar con sus primer anátidas, que lo haga con pato mandarín o pato carolina, ya que ambas especies son idóneas para los aficionados que se inician en la afectuosa aventura de la cría de patos en cautividad. Tanto el mandarín como el carolina son anátidas que en su madurez no alcanzan un tamaño muy desarrollado, no requieren grandes extensiones de terreno para su alojamiento ni necesitan abundante cantidad de agua para su supervivencia, por lo que un pequeño estanque o un lago artificial con agua limpia es un habitáculo más que suficiente para la cría de estas especies.
Estos dos tipos de anátidas se caracterizan también por su fácil y prolífica reproducción, por su alta sociabilidad, por requerir sencillos cuidados por parte de su criador, y por exigir una dieta no muy estricta.
El pato mandarín y el pato carolina, estéticamente, son dos de las especies de anátidas más bonitas que existen y es harto difícil encontrar alguna colección que no esté engalanada por la vivez de los característicos colores de estos presumidos animales. Su descripción se antoja casi imposible debido a la cantidad de tonalidades y matices que conforman su atractivo e inconfundible plumaje, atributo que incita a que estas especies sean criadas en cautividad.
Además, son dos razas fáciles de criar y de mantener, por lo que son dos de las especies más recomendables para cualquier aficionado que se inicie en el apasionante mundo de las anátidas.
Artículo publicado en el número 1 de la revista AVIOCIO.