Qué comen las perdices
Las perdices se alimentan básicamente de semillas, cereales, hierbas e insectos. Cuando criamos perdices en cautividad es aconsejable proporcionar a nuestras perdices una completa mixtura de cereales suplementada con una generosa ración de insectos. Además, es muy aconsejable tener en nuestro aviario o proporcionarles también algún tipo de hierbas u hojas verdes. En el mercado existen piensos específicos de perdices, pero el aporte de insectos es muy importante.
Cómo se reproducen las perdices
La época de celo en nuestras latitudes comienza aproximadamente en el mes de febrero, incluso desde enero ya se suelen ver machos en actitud de galantería. Desde estas fechas, se empiezan a formar las parejas, para concluir en la primavera con la fabricación de los nidos, la puesta y el nacimiento de los perdigones.
La mayoría de especies de perdices son normalmente monógamas. En cautividad debemos prestar atención a este hecho, pues cuando empieza la época de celo, si disponemos de más de una pareja en nuestro aviario, pueden producirse luchas encarnizadas entre los machos llegando incluso hasta la muerte de alguno de ellos. Incluso en algunos casos son las hembras las que se muestran agresivas, ya que son ellas las que luchan por elegir al macho.
La puesta depende de cada especie, suele estar entre 12 y 18 huevos. El periodo de incubación depende también de la especie, pero suele rondar los 23-24 días. En cautividad es aconsejable incubar los huevos con una incubadora artificial o bien utilizar gallinas enanas de muy poco tamaño que actúen como nodriza, ya que es difícil que el padre o la madre se queden en el nido para incubar los huevos.
Cómo criar perdices en cautividad
Para criar perdices en cautividad hay dos factores muy importantes a tener en cuenta: la temperatura y la alimentación.
Temperatura
Si hemos utilizado una incubadora para incubar los huevos de perdiz, debemos de saber que necesitamos disponer de una criadora que les aporte la temperatura necesaria los primeros días de vida. Nacen a una temperatura de 37,5º C, por tanto esa debe ser la temperatura que ha de tener la criadora cuando los traslademos a ella. La temperatura deberemos de ir reduciéndola a razón de dos grados por semana hasta alcanzar la temperatura ambiente.
Alimentación de perdigones
Uno de los factores más importantes a tener en cuenta en la cría de perdigones es la alimentación. Los perdigones necesitan, además del pienso de arranque, un aporte de insectos de al menos el 40% de su dieta. El no proporcionárselos es una de las causas más frecuentes de mortalidad en criadores no experimentados. Por otro lado, no debemos cometer nunca el error de juntar en el mismo aviario a los perdigones obtenidos con una nodriza o con la incubadora, con sus padres, ya que estos matarían a picotazos a sus propios hijos.
Cuando obtenemos los perdigones mediante incubación artificial, algunos criadores aconsejan meter en la incubadora dos o tres días antes algún huevo de gallina de raza enana con el fin de que nazcan el mismo día (recordemos que el periodo de incubación de la gallina es de 21 días). Según algunas experiencias de criadores dicen que los pollitos de gallina estimulan y enseñan a comer a los perdigones.
Cómo se desparasitan las perdices
Una de las tareas más importantes que debemos imponernos cuando criamos en casa perdices es su desparasitación. Prevenir siempre es mejor que curar. Debemos tratar a las perdices preventivamente contra los parásitos internos. coccidios y vermes. Solucocc para coccidios y Soluverm para vermes son soluciones eficaces y naturales altamente recomendadas.
También debemos prevenir los parásitos externos. Como sabemos, a las perdices les encanta darse baños de agua en bañeras para este fín. Para ello, lo más recomendable es añadir sales de baño al agua. Son sales especiales con un tipo de insecticida incorporado que ataca a los ácaros de las plumas y otros parásitos siendo totalmente inocuo para las perdices aunque ingieran el agua. Cuando observamos a nuestras perdices con las plumas rizadas es un síntoma inequívoco de padecer parásitos externos.
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