Además de ayudar a volar o a flotar según la especie, las plumas de las aves tienen otras funciones, tales como aislamiento térmico, camuflaje o atracción sexual de sus congéneres. La calidad del plumaje está directamente relacionada con una correcta nutrición.
Las plumas están formadas por queratina, una proteína natural resistente y a la vez ligera para facilitar el vuelo.
Si el animal no consume la cantidad suficiente de proteínas y aminoácidos en el periodo de cría o durante la muda, pueden aparecer «marcas de estrés» en las plumas (estrías como las que mostramos en la imagen) que devaluarán el valor y vistosidad del ejemplar.
Por qué las aves mudan la pluma
Las aves mudan periódicamente sus plumas. La principal función de este cambio natural y fisiológico es reemplazar el plumaje gastado, pero también adaptarse a las diferentes etapas vitales y anuales del animal.
La pluma antigua cae y en su folículo nace otra más brillante. Sin embargo, si la pluma se ha roto pero no se cae, no estimula el crecimiento de una nueva.
El proceso de muda sigue un patrón determinado, empezando por las plumas de vuelo o remeras, siguiendo por las plumas corporales y finaliza con las de la cola. Tiene lugar progresivamente para no dejar desnuda al ave.
Debido a que las plumas están compuestas en un 95% por proteínas, las aves necesitan un refuerzo proteico durante el periodo de muda. Además, en su dieta no deben faltar fibra, vitaminas y minerales.