Al igual que sucede en otras especies, incluida la humana, con el paso de los años las gallinas dejan de ser fértiles. Por este motivo, las aves más mayores dejan de poner huevos.
¿Cada cuánto pone una gallina?
Lo habitual es que una gallina ponga un huevo al día durante seis o siete días seguidos (este ciclo se denomina «puesta»), y que después descanse al menos una jornada para que su cuerpo se regenere.
A partir del tercer año de vida la puesta de la gallina decae, para cesar definitivamente a los ocho años aproximadamente. En el caso de las gallinas ponedoras que han sido seleccionadas genéticamente para tener en sus primeros años un mayor ritmo de puesta que las de raza, el desgaste físico y la descalcificación ósea conllevan que dejen de poner a una edad más temprana.
Los ciclos de puesta están determinados por diferentes factores, como por ejemplo las estaciones del año. La luz estimula determinadas hormonas y por este motivo las gallinas ponen más cuando los días son más largos, es decir, en primavera-verano. Además, el estrés o una dieta pobre en calcio y en proteínas pueden perjudicar la calidad y la cantidad de huevos que encontramos en el ponedero.
¿Cómo se forma el huevo de la gallina?
Tras la ovulación, la yema pasa al oviducto, donde se recubre de la membrana vitelina y del albumen o clara, una sustancia acuosa rica en proteínas y minerales. Después, el huevo pasa al útero, donde permanece entre 18 y 22 horas, tiempo durante el cual se recubre del cascarón. Por último, el ave expulsa el huevo a través de la cloaca.
Las gallinas suelen poner sus huevos a primera hora de la mañana y comunican a sus compañeras la noticia emitiendo el característico cacareo po-po-po.
En el caso de que un gallo fértil haya «pisado» a la gallina, la fecundación del óvulo se produciría en el oviducto, antes de llegar al útero. Si la gallina no se ha apareado, pondrá huevos no fecundados. Los huevos pueden consumirse estén o no fertilizados.