Obviamente, deben hacerlo después de la recolecta de la cosecha y antes de la siembra y la plantación. Pero sin duda, las gallinas pueden formar parte de la agricultura ecológica o permacultura.
Las gallinas disfrutan limpiando los huertos
Con sus picos limpian el suelo de insectos dañinos, especialmente las grandes larvas blancas de escarabajos que pasan el invierno a pocos centímetros bajo tierra. Y no debemos olvidar su utilidad cuando se atiborran de frutas demasiado maduras que han caído de los árboles, a menudo infestadas de bichitos.
Las gallinas suponen una manera eficiente y natural de limitar la propagación de las plagas de los cultivos.
A las gallinas les gustan las malas hierbas
Como todo el mundo sabe, las gallinas son grandes consumidoras de vegetación, especialmente de plantas de las que solemos intentar deshacernos, como los dientes de león o las ortigas. Trata de darles libre acceso a las zonas que requieren un mantenimiento regular: césped, parcelas de cultivo vacías, vergeles y alamedas donde arrancarán los hierbajos.
Las gallinas preparan el terreno de cultivo
Las gallinas rascan el suelo en busca de comida y, en el proceso, lo airean y descompactan. De ahí el interés de "contratarlas" para que preparen el suelo de los parterres que van a recibir las nuevas plantaciones, aunque sea delimitando su "zona de trabajo" mediante un cercado temporal en el que se las mete durante unos días, hasta que lo hayan deshierbado por completo. Al mismo tiempo, contribuyen a enriquecer el suelo con las heces que depositan durante sus desplazamientos.
La gallinaza (excrementos de las gallinas) es un fertilizante natural
Ricos en minerales, oligoelementos y nitrógeno, los excrementos se utilizan para mejorar la estructura del suelo, haciéndolo más mullido, más permeable al aire y favoreciendo la actividad biológica que garantiza su fertilidad. Asimismo, sirven de abono para las plantas ornamentales y ciertas hortalizas. Puedes esparcirlas directamente sobre las parcelas desnudas en invierno. Sin embargo, no deben utilizarse como abono hasta que se hayan compostado, ya que pueden quemar las raíces de las plantas. Para ello, mézclalos con residuos verdes de jardín y espera unos 6 meses antes de utilizar el estiércol.
Otra fuente de abono posible con un alto contenido en nitrógeno son las plumas, recuperadas durante la muda o durante la limpieza del gallinero. Sumérgelas en un cubo de agua de lluvia durante unos 3 meses antes de regar las plantaciones con el jugo obtenido.
Como ves, las gallinas pueden formar parte de tu huerto ecológico.