1. Sombra: antes de que las gallinas lleguen a su nuevo hogar debes haber plantado árboles que les aporten sombra en verano. Tal y como hemos explicado en artículos anteriores, las especies de hoja caduca son las más apropiadas para el gallinero. Cultiva también algunas hortalizas, que además de ser un lugar fresco donde acurrucarse, servirán de alimento y entretenimiento a las aves.
2. Agua: el agua de los bebederos se evapora con más rapidez ante las altas temperaturas, así que no olvides rellenarla a diario. Además, limpia los bebederos para que no proliferen las bacterias con el calor. Y riega por las mañanas o al atardecer para refrescar el terreno.
3. Alimentación: hacer la digestión supone un gran consumo de energía. Las gallinas en verano comen menos porque están aletargadas. Facilítales la tarea con alimentos frescos como la sandía o el tomate, pero sin abusar para no causarles diarrea.
4. Ventilación: el gallinero ha de estar ventilado tanto en invierno como en verano. Unos agujeros con una malla antidepredadores son la opción más sencilla para que se renueve el aire del interior.
5. Evita el estrés: el calor es una fuente de estrés para las aves, así que no es el mejor momento para hacer cambios ni para que los niños o los perros corran cerca de ellas.
En verano las gallinas estarán menos activas, refugiadas en los lugares de sombra. Ayúdalas a soportar las altas temperaturas siguiendo todos estos consejos.