Cuando una gallina permanece en el nido resistiéndose a salir, muestra un carácter un tanto agresivo si intentas moverla, sus plumas están erizadas y emite el típico sonido de “clo, clo, clo…”, son señas inequívocas de que está clueca.
Esta actitud es una conducta instintiva que muestran algunas aves cuando se despierta su instinto de ser madres. Ten en cuenta que no en todas las razas de gallinas se despierta este instinto y que razas como la Sedosa de Japón, Pekín, Cochinchina o Combatientes españoles son muy proclives a ponerse cluecas después de cada puesta. El hecho de que se muestre la cloquera en unas razas sí y en otras no quiere decir que se trata de un carácter hereditario.
La cloquera se debe a la secreción de una hormona llamada prolactina y que el contacto del pecho de la gallina con los huevos en el nido estimula la secreción de esta hormona, por lo que es muy importante retirar a menudo los huevos del nido si no queremos que las gallinas se pongan cluecas (no siempre se evita) o dejar varios huevos si lo que pretendemos es lo contrario.
Cuando una gallina se queda clueca interrumpe la puesta de huevos, comienza el periodo de incubación durante 21 días y después permanecerá sin poner aún otras ocho o diez semanas mientras cuida de los pollitos hasta que estos son independientes. Si no pretendemos criar, o lo hacemos artificialmente con incubadoras, y no queremos que la gallina esté tanto tiempo sin poner huevos, podemos actuar para que cambie de estado y deje de estar clueca. Para ello, lo mejor es poner a la gallina en un lugar separada del resto, que no tenga nido y que esté bien ventilado. Algunos criadores incluso ponen un nido con cubitos de hielo para que la gallina se enfríe y de esta manera interrumpa su estado de cloquera, aunque desde Finca Casarejo no somos partidarios de esta práctica.
Antiguamente, algunos criadores, metían a las gallinas en un baño con agua o incluso en jaulas elevadas para que el aire circulante las enfriase por abajo; lo normal es que en tan solo dos o tres días dejen de estar cluecas.
Recomendamos extremar la vigilancia a la aparición de ácaros rojos o piojos (ver más sobre este tema) en el periodo de incubación de nuestras gallinas, pues una falta de prevención o vigilancia puede traer nefastas consecuencias. Algunas gallinas, debido al ataque de estos parásitos, abandonan el nido muriendo los embriones dentro del huevo como consecuencia del enfriamiento y otras cuyo instinto materno no les deja abandonar a sus huevos acaban siendo víctimas del ataque continuo de los ácaros que chupan su sangre y mueren en el nido.