Si vas a incubar huevos de forma artificial, probablemente te preguntes cómo seleccionar los huevos fértiles.
No hay ningún signo exterior que nos pueda servir de referencia para saber si un huevo está fecundado o no, pero a partir del séptimo día de incubación podemos comprobarlo con un ovoscopio.
Para qué sirve un ovoscopio
El ovoscopio es un aparato que lleva una luz incorporada para observar a trasluz el contenido del huevo. Antiguamente, los criadores realizaban esta práctica con una vela en una habitación oscura, aunque el calor del fuego ponía en peligro al embrión. Ahora disponemos de este artilugio con luz intensa y fría para hacerlo de forma más segura.
Cuando todo va bien, alrededor del séptimo día podemos apreciar una especie de araña en el interior del huevo. Estas ramificaciones corresponden a los vasos sanguíneos, y la mancha oscura pequeñita que observamos en el centro es el embrión. Si al mirar a trasluz no encontramos nada,significa que el huevo no estaba fecundado.
También puede suceder que el embrión comience a desarrolarse y después se pare. Esto se debe a distintos factores, como mal control de la temperatura de incubación, mal control de la humedad, contaminación del huevo, problemas con los reproductores, etc.
Todo huevo no fecundado debe ser retirado inmediatamente de la incubadora, ya que muchas veces son un foco de bacterias indeseadas que pueden afectar al resto de huevos.
Y, finalmente, recuerda que para preservar los parámetros de temperatura y humedad en la incubadora no es conveniente estar mirando los huevos con el ovoscopio todos los días.