En ocasiones, los pollitos tienen dificultades para eclosionar, situación que es debida a diversas razones.
La causa más habitual es que los pollitos no tengan fuerza para abrir la cáscara del huevo. Los pollitos utilizan la punta del pico para romper la cáscara, siendo una lucha titánica que deben hacer ellos solos, y hay veces que al cabo del tiempo, de tanto luchar se quedan sin energía. Cuando se da esta situación empieza nuestro dilema: ¿debemos intervenir? Ante la disyuntiva, podemos decidir con la cabeza o con el corazón.
Por un lado, están quienes piensan que no es aconsejable intervenir, ya que la razón por la que no han sido capaces de romper la cáscara es porque son pollitos débiles y tendrán muchas dificultades en su desarrollo posterior. Puede parecer una decisión insensible, tomada con la cabeza, que pretende no debilitar la línea de cría.
Por otro lado, están los que se basan en preservar la vida y por tanto defienden ayudar a los pollitos a nacer y que estos tengan una oportunidad para vivir. Este punto de vista podríamos calificarlo como compasivo o decisión tomada con el corazón.
No se trata solo de una cuestión de vida o muerte, sino que tenemos que plantearnos: ¿cómo será su calidad de vida?, ¿debemos prolongar la vida del pollito solo por nuestro placer?
Si somos partidarios de ayudar al pollito a eclosionar, necesitamos saber que se trata de una acción delicada y que para ello quitaremos pequeños trozos de cáscara con unas pinzas. Pero incluso haciéndolo con extremado cuidado podemos perjudicar al pollito.
En resumen, elegir un camino u otro es una decisión que hay que tomar bien con la cabeza, bien con el corazón. ¿Tú qué harías?