El conocimiento del manejo de las gallinas y otras aves es fundamental para evitar que se produzca un final no deseado. En este artículo vamos a dar unas pinceladas que creemos pueden ser de gran utilidad para el aficionado que comienza en cuanto a la prevención de enfermedades de las gallinas y otras aves de corral. Lo primero que se debe saber es que hay una serie de factores externos que producen en las aves una situación de estrés.
¿Qué es el estrés en las gallinas?
Por estrés en avicultura entendemos una situación de tensión que provoca un mal funcionamiento en el sistema inmune del animal, dejándolo mermado a la hora de generar defensas y quedando, por tanto, el animal en inferioridad de condiciones para combatir a los agentes patógenos (organismos que ocasionan las enfermedades: bacterias, virus, hongos, ácaros…).
¿Qué situaciones provocan estrés?
Los viajes cuando adquirimos un animal, la participación en concursos y exposiciones, los cambios de alimentación, cambios bruscos de temperaturas, humedad o el exceso de luz, superpoblación, cambio de recinto o enjaules, piojos, medicaciones… incluso simplemente coger al animal bruscamente con las manos. Este tipo de situaciones producen una situación de tensión en el animal que conduce a un cuadro de estrés.
¿Qué consecuencias derivan de la situación de estrés?
La primera consecuencia y debido al mal funcionamiento, como decíamos antes, del sistema inmune, es que el animal queda a merced del ataque de cualquier agente patógeno.
Las bacterias, virus, ácaros… están presentes en todos los gallineros y aviarios, e incluso están latentes en los animales. Cuando en el animal funciona perfectamente su sistema de defensas, no pasa nada, ya que éstas (“el ejército de los buenos”) normalmente vencen por número y fortaleza a los agentes patógenos (“el ejercito de los malos”). Ahora bien, si en un momento dado y debido a esa situación de estrés, nuestro “ejército bueno” no está en condiciones de defender al organismo, “los malos” se hacen fuertes, provocan enfermedades e incluso “montan su campamento” sobre los más débiles, y desde ahí atacan a los demás. Es lo que conocemos como transmisión horizontal (contagio).
¿Cómo se debe actuar para evitar en lo posible estas situaciones?
Lo primero, lógicamente, es tener conciencia de que un factor externo, muchas veces ajeno a nosotros, puede provocar una situación de tensión en el animal, generándole estrés y, por tanto, dejándolo a merced de los agentes patógenos.
Por tanto, conocedores de esta relación causa-efecto, lo primero que debemos hacer, en la medida de lo posible, es evitar situaciones de riesgo, además de ayudar al animal suministrándolo complejos vitamínicos para fortalecerlo. Cuando las situaciones son inevitables, debemos observar el comportamiento del animal para actuar lo antes posible ante una situación de ataque de agentes patógenos.
¿Cómo podemos evitar situaciones de estrés?
Cuando adquirimos un animal, debemos preocuparnos lo primero por saber qué alimentación le están dando, si lo tienen al aire libre o lo tienen en jaulas… Si nosotros mantenemos los primeros días la misma alimentación o el hábitat es parecido, la situación de tensión se reduce bastante. Cierto es que a veces adquirimos un animal, por ejemplo en una exposición, y no conocemos al criador para preguntarle este tipo de cuestiones. En estos casos recomendamos que la comida durante los primeros días sea lo más variada posible, a modo de un buffet. Observaremos, en función de sus apetencias, cuál era el tipo de comida que estaba habituado a comer y, poco a poco, podremos ir reconduciéndolo a la dieta que sea la mejor en función de la especie de que se trate.
Respecto a factores climatológicos, debemos cuidar las condiciones de habitabilidad de los animales, evitando corrientes de aire y teniendo espacio suficiente para su resguardo.
La limpieza y desinfección continua de los aviarios y gallineros, evitar superpoblaciones, comederos y bebederos accesibles, aislar animales excesivamente dominantes… son acciones imprescindibles en el buen manejo de las aves.
¿Qué debemos hacer si la situación de estrés nos supera?
Si a pesar de haber actuado correctamente, intentando evitar factores de riesgo y aportando al animal un suplemento vitamínico, observamos que éste muestra síntomas inequívocos de merma de salud, debemos actuar rápidamente. Los síntomas visibles más comunes en las aves son: ojos llorosos, hinchazón en zona ocular, pérdida de apetito, falta de vistosidad en las plumas, apertura de pico por respiración dificultosa, apatía…
Ante estas situaciones se debe acudir inmediatamente a un veterinario para que sea éste el que, una vez diagnosticada la enfermedad, nos indique el tratamiento a seguir. Un antibiótico será ya, en este caso, imprescindible para la recuperación del animal.
La práctica de usar medicinas para prevenir infecciones bacterianas no tiene sentido, ya que el efecto puede ser negativo, generando resistencias, y cuando realmente sea necesario ante una situación de enfermedad, las bacterias serán insensibles ante la medicina. Finca Casarejo recomienda administrar Solustress a los animales en situaciones de estrés (viajes, exposiciones, cambios bruscos de temperatura, cambio de gallinero...)
En resumen, si tenemos un buen manejo en las aves, evitamos en la medida de lo posible situaciones de estrés, fortalecemos la alimentación con complejos vitamínicos y observamos diariamente en estas situaciones el comportamiento y la sintomatología de nuestros animales para actuar rápidamente en caso de inicio de enfermedad, reduciremos los problemas a la mínima expresión y nos motivaremos para seguir con esta afición que nos va a dar, a medida que vayamos aprendiendo, muchísimas satisfacciones.