¿Te ilusiona la idea de criar pollitos? En ese caso, ahora que en el hemisferio norte estamos a finales de invierno es el momento apropiado para comenzar con la incubación artificial de los huevos, ¡te contamos por qué!
Tal y como explicamos en nuestro curso de incubación, los huevos deben permanecer en la incubadora 21 días, el mismo tiempo que pasarían debajo de la gallina si la incubación se realizase de forma natural. En este periodo se forman los órganos, el sistema musculoesquelético y las plumas del pollito. Tras la eclosión, la crías permanecerán 24 horas más en la incubadora para recibir el calor que necesitan.
De forma natural, la gallina cuida de sus crías durante varias semanas. En el proceso artificial, debemos trasladar a los pollitos a una criadora con una fuente de calor constante. En recién nacidos, la temperatura a nivel del suelo debe ser de 35º C, e ir descendiendo según las crías vayan creciendo. A partir del mes y medio de edad, los pollitos han cambiado el plumón por la pluma y están preparados para aguantar temperaturas al aire libre.
Por qué el final del invierno es la mejor época para criar
Si echamos cuentas, el tiempo que requiere la incubación del huevo más el tiempo que pasan los pollitos en la criadora suman cerca de tres meses. Por eso, si iniciamos el proceso a finales de invierno, las crías estarán listas para salir al gallinero en primavera, ¡una estación en la que no pasarán ni frío ni calor! De este modo, su adaptación y supervivencia resultarán más fáciles.
Recuerda que en los 2 o 3 primeros días de vida las crías no necesitan ingerir alimentos, pues absorben el saco vitelino. Durante el primer mes es preferible darles grano molido o en migaja en lugar de entero. Por otro lado, la hierba puede producirles diarrea. Su dieta debe basarse principalmente en pienso de iniciación y en algún suplemento vitamínico de forma moderada.
Y si te perdiste el curso de incubación, consulta aquí nuestros vídeos para conocer los parámetros que requiere este proceso.