Aunque muchos aficionados inexpertos crean lo contrario, las gallinas soportan mejor el frío del invierno que las temperaturas elevadas de los veranos españoles. Sin embargo, como vimos en el artículo “Llega el crudo invierno”, publicado en el número 26 de AVIOCIO, con la llegada del invierno, muchos aficionados, en un intento de proteger a sus gallinas del frío, pueden tender a cometer ciertos errores en el manejo del gallinero como descuidar la limpieza y la alimentación, u olvidarse de verificar que el agua de bebida no se ha helado. Sin embargo, los errores que más se producen son los relacionados con la ventilación del gallinero, aspecto en el que nos centraremos en el siguiente artículo.
Los animales pasan la mayor parte del tiempo en el suelo del gallinero, a excepción de las noches, momento en que las gallinas se posan en las perchas para dormir. Así, intentando evitar corrientes de aire y proteger a nuestros animales, uno de los principales errores que comenten criadores inexpertos es cerrar a cal y canto el gallinero.
Si no dotamos a nuestro gallinero de una correcta ventilación, y si cerramos todas sus aberturas, se provocará un ambiente cargado en nuestro gallinero y el aire que respiran nuestras gallinas estará totalmente viciado, predominando gases nocivos como el carbono y el amoniaco.
Si nuestro gallinero no tiene ventanas o suficientes aberturas para que la ventilación sea correcta, es recomendable dotarle de algún mecanismo extractor que puede ser muy útil para acelerar la renovación del aire. Si podemos respirar con normalidad en nuestro gallinero, no hay ningún olor a amoniaco o gases similares, es que vamos por el camino correcto en cuanto a la ventilación del gallinero.
No debemos olvidarnos que a nuestras gallinas no les gusta estar todo el día encerradas en el gallinero. Necesitan corretear, escarbar, picotear hierbas, insectos y todo lo que encuentren por el suelo, darse baños de arena, tomar el sol, etc. , por lo que no debemos empecinarnos en que las gallinas deben estar todo el día dentro del gallinero a fin de evitar el frío y las corrientes de aire.
Por el contrario, si vivimos en zonas de montaña o de interior en lo que se puedan alcanzar temperaturas bajo cero o frío extremo, y decidimos poner una fuente de calor en nuestro gallinero, debemos tener precaución de que la temperatura que alcance nuestro gallinero no sea excesiva, pues en este caso provocará que se debilite el sistema inmune de las gallinas.
Los principales peligros de una mala ventilación del gallinero
- La acumulación de amoniaco en un espacio reducido provoca que el aire que respiran nuestros animales se vicie, provocando de esta manera que sufran problemas respiratorios.
- La condensación y la formación de vaho provoca que se produzca un aumento en la tasa de humedad, formándose así el escenario perfecto para la formación de moho y la aparición de bacterias y otros agentes patógenos. Este tipo de organismos se desarrollan y propagan más rápidamente en espacios confinados, mal ventilados, en los que haga calor y haya mucha humedad.
- Las camas húmedas y sucias son responsables también del desarrollo de estos agentes patógenos y además ayudan a que se formen fisuras y ampollas en las patas de los animales.